Se trata de Nicolás Bianco, un marcojuarense que hace cuatro años está en los boxes de todas las carreras atendiendo los Toro Rosso de Formula 1, hoy Alpha Tauri, que no llegaron a debutar con la nueva insignia.,
Bianco preparaba los Fórmula de la Renault Plus en el Oria de Marcos Juárez y ahora atiende los autos más sofisticados del mundo, en este caso el del ruso Daniil Kvyat.
Bianco, de 32 años, hace seis que está en Europa y 4 instalado en Faenza, en lo que fue la sede del equipo Minardi, donde corrieron Mazzacane y Tuero y hasta llegó a probar Fontana. Hoy ocupa una casa enorme donde normalmente convive con dos españoles, pero “los mandaron de vuelta a casa. Yo quise regresar a Argentina pero no me dejaron porque si reiniciamos la actividad temían que no pudiera volver a tiempo”, le dice a Ovación en una videollamada de casi una hora, en la que contó la fascinante experiencia.
El marcojuarense viene de una ciudad tuerca, ubicada en el límite con Santa Fe, donde aprendió a amar los fierros “por mi abuelo. Desde los 4 años estuve en el taller con él aprendiendo, pero mis viejos pensaban otra cosa para mí. Cuando les dije que quería dedicarme sólo a los autos y de competición, me contestaron que no iba a tener futuro, porque querían que siguiera estudiando. Por suerte no les hice caso, jaja”.
Bianco empezó atendiendo “el Fórmula Renault Plus del Colo Rosso (Juan Angel), ahí conocí a Víctor Rosso (el papá) y gracias a él hoy estoy donde estoy”, relató. Así, explicó: “Me llevó a trabajar con él al taller de Carlos Paz y de la Renault me hizo pasar al equipo de Súper TC 2000, donde aprendí mucho de él, de Leo Monti, de Sebastián Martino. Pero un día me dijo: «Vos estás para irte a Europa». Yo no lo tomé en serio pero insistió mucho, me dio contactos allá y por suerte le hice caso”.
Así, sin saber idioma además, consiguió un lugar en el Jas Motorsport que le indicó Rosso y que atiende los Honda Civic y tuvo que ingeniárselas para aprender rápido. “No es muy bueno el inglés que tengo, pero entiendo y me hago entender”. Bianco cuenta que eso pasó “porque fue todo muy rápido. Siempre pensás en mejorar pero jamás me imaginé que podía dar un salto a Europa y menos a la Fórmula Uno”.
¿Y cómo fue ese salto? “Estuve un año en el WTCC, pero tuve algunos problemas y decidí cambiar. Entonces lo que hice fue presentar mi currículum en linkedin, que es una plataforma que sigue todo el mundo, y me mandan un mensaje donde me citan para una entrevista. No me dicen para qué lugar era, sino para un equipo de Emilia Romagna, que es una región rica automovilística italiana. Pensé que era para alguna de las categorías europeas, porque ahí está Lamborghini, hay equipos de MotoGP y también muchas empresas que se dedican a motores. Pero jamás me imaginé que era Toro Rosso y la Fórmula 1”, contó este apasionado sobre todo de los motores.
Y lo más sorprendente fue que en esa primera entrevista “ni me preguntaron sobre mis conocimientos en una hora y media de charla. Me consultaban sobre qué me apasionaba, pero de mecánica nada. La chica que me hizo esa primera charla terminó y no me dijo nada. Entonces le pregunté si podía saber algo más. Y ella me contesto: «Bueno, como me gustó mucho tu currículum te voy a preguntar: ¿Te gusta la Fórmula Uno»”, relató con alegría. “Por supuesto le dije que sí, que era mi sueño. Después vinieron tres entrevistas más pero ya me dijeron que era Toro Rosso y fue en la misma fábrica en Faenza”, donde tenía la sede Minardi y de hecho se quedó con una manzana de cuatro que ocupa hoy Alpha Tauri, la marca de ropa de Red Bull, dueños reales del equipo.
“La fábrica era un laboratorio (risas), todo de blanco y era la primera vez que me entrevistaron tres italianos. Hacía un año que vivía ahí pero el idioma me costaba llevarlo. Y de nuevo me preguntaron qué me gustaba, qué comidas, si me gustaban las montañas, manejar motos, etcétera. Nada de técnica, jaja. Entonces volví a preguntar por qué no lo hacían y me contestó el jefe de test team: «Pero si hace diez años que trabajás con autos de carrera, descuento que sabés»”, describió riéndose. “Igual, me explicó que buscaban un mecánico hidráulico, algo que no era mi fuerte. Creí que se terminaba todo. A las dos semanas me llaman y me dicen que no quedaba como hidráulico pero que si me interesa entraba al departamento de testing. Por supuesto le dije que sí, eso sí, pero tuvo otra entrevista y no me lo confirmaron”.
“Eran las vacaciones de invierno y me fui a esquiar a la montaña. Y te juro de que me estaba por largar con la jaula de snorkel cuando me llaman de nuevo y me dijeron que si me interesaba el trabajo era mío y al día siguiente tenía que presentarme. Largué todo y me volví”, relató. Después se enteró de que como él hubo alrededor de 400 personas que pasaron por las mismas entrevistas, “porque esa es la costumbre de contratación. Y el 16 de enero de 2017 empecé a trabajar en Toro Rosso”.
Bianco llegó justo para el recambio. Hubo muchos problemas, mucha gente se fue “y se cambió toda la organización, trabajando más en equipo”. Claro que el cordobés no fue derecho a las carreras, tampoco creyó que era para eso, y durante seis meses trabajó adentro de la fábrica en test de piezas. Hasta que un miércoles “estaba comiendo con mi jefe, lo llaman, cuelga y me pregunta si tenía el pasaporte. Le contesté que sí y ahí nomás me largó que tenía que volar a las 5 de la mañana al día siguiente a Canadá para el Gran Premio de Fórmula 1 porque se había enfermado un mecánico. Así que armé todo y me fui nomás. Recién ahí me enteré de que me consideraban el primer suplente”.
Claro que nada fue fácil. “No entendía nada, la verdad. Me empezaron a explicar los procedimientos con el auto de Carlos Sainz, que eran muchos. No es que te movés como querés en boxes. Lo que pasa es que ahora eso se prepara, pero cuando llegué yo no. Tu mejor amigo es el reloj. Y me pusieron a hacer la suspensión trasera del auto. Cuando llegás a un equipo te ponés a hacer eso solo, esa es tu responsabilidad y si cuando está girando el auto el problema está ahí yo debo cambiar la pieza. Hay encargados de la parte delantera, otros del motor y el jefe de mecánicos coordina todo”.
Y en Canadá la pasó mal, “la sufrí mucho, pero después me dijeron que a todos les pasa lo mismo, que no te olvidás más el debut. Venía a un ritmo de un nono de 80 años y ahí sos un pibe de 5 que no podés parar. Todo el mundo sabe lo que tiene que hacer y no hace otra cosa que la que le corresponde. Te cuesta cuatro o cinco carreras entenderlo”.
Después de eso, renunció el que hacía garage technician, “que son los que arman el box, y me llamaron para cubrirlo. Ahí me mandaron a la gira por México y Estados Unidos y sólo tenía que limpiar o acomodar. Pero me dejaban mirar y aprender y a mí la mecánica me vuelve loco, así que pedí permiso para quedarme con los autos y me dejaban. Vos calculá que después de los ensayos de los viernes se desarman enteros y se vuelven a armar. Y en México uno de los mecánicos que atendía el motor se sintió mal, se tuvo que volver a Italia y me dijeron que no iban a hacer viajar a otro, que debía reemplazarlo, eso sí, aprendiendo más procedimientos (risas). Por supuesto le dije que sí y ¡se rompieron seis el fin de semana!, el primero entre la primera y segunda tanda del viernes. Así que anduvimos como locos, mi jefe me decía que nos íbamos a morir de lo que corrimos ese fin de semana, pero lo hice con gusto”. Ahí “me pidieron que atendiera los motores en Brasil y rompimos tres más (eran los Renault), pero fue una gran experiencia, me felicitaron y ya me aseguraron que al año siguiente estaría en el staff permanente de los grandes premios”.
Además de ocuparse del auto en el garage, todos los mecánicos (4 sobre el auto y aparte están el que hace carrocería, el hidráulico y el que hace la caja, por cada auto) son clave en los pit stop. En 2018 se ocupaba del neumático trasero izquierdo “y en 2019 hice todo el año la trasera derecha. Yo soy el que pone la goma nueva”, que pesa unos 17 kilos. “En 2 o 3 décimas de segundo tengo que meterla en un lugar donde tenés 3 milímetros de diámetro de diferencia entre el cubre frenos y la llanta. Ese es el mayor problema. Para eso hay que entrenar mucho, además de sincronizar con el que saca la rueda y el que saca la tuerca y la ajusta. Empecé lento pero mejoré mucho. La verdad hasta ahora no me mandé ninguna macana”.
Bianco atiende entonces el auto del ruso Kvyat, con el “que por supuesto hablamos, pero los pilotos además de manejar tienen un sinfín de protocolos que cumplir. Pero en los pocos ratos libres jodemos y todo. El habla muy bien el español y además en el equipo somos como una gran familia, nos llevamos muy bien”. ¿Y saben mucho de mecánica? “De los tres que tuve, Sainz (los otros, Kvyat y Pierre Gasly) fue el más entendido, el que más estaba en los detalles, pero todos se interesan mucho”.
Y otro aspecto sobresaliente de la rutina de Bianco es que es precisamente eso. Que viaja por todo el mundo pero no tiene tiempo de disfrutarlo, porque “nuestro trabajo es siempre el mismo”, en boxes iguales en todos lados y de lo que se ve por TV o el show alrededor no es para ellos. “Siempre pienso en el auto, todo el día encima de él, así que vivo de otra forma la Fórmula 1. Mi pasión no es tanto el auto que gira, sino todo lo mecánico y le sumé la estrategia con las gomas, que me enloqueció. No me gusta quedarme quieto nunca y todo lo relaciono al auto”.
El ritmo de vida se le alteró totalmente desde aquel GP de Canadá, porque son 9 meses de competencia con un breve receso en el verano europeo y además los tests de febrero. Por eso, casi no está en Faenza y apenas puede volver al país, pero “es la vida que elegí”, ahora afectada por la pandemia. De hecho, cuando se canceló el GP de Australia una hora antes del primer ensayo, “nos asustamos un poco porque estuvimos en el mismo hotel del mecánico de McLaren con coronavirus. Así que volvimos e hicimos cuarentena”.
“Viajamos por todo el mundo y tenemos un montón de anticuerpos, pero cumplimos rigurosamente con el encierro y el equipo se encargó de aprovisionarnos de todo, algo que ahora hago yo volviendo enseguida a mi casa, al menos hasta el 3 de mayo”. Mientras, Bianco sigue solo pero “me encanta lo que hago” y de hecho hasta proyecta con otros argentinos que viven cerca llevar pilotos argentinos a Europa. Será otra etapa, mientras disfruta en el box de Alpha Tauri ser el único argentino en la Fórmula 1. Nada menos.
Fuente: La Capital de Rosario