La holandesa Adeline Cornelissen y su caballo Parzival protagonizaron una de las historias más emotivas en Río 2016. La salud del animal estuvo por encima de las aspiraciones de la «amazona».
En los Juegos Olímpicos hay historias que conmueven. Historias de victorias, de derrotas y la de Adeline Cornelissen. La holandesa se ha convertido en una referencia para miles de personas en el mundo, en especial, para los proteccionistas.
¿Qué pasó? A los 37 años, y en plena rutina de doma ecuestre en Río 2016, el pasado miércoles, decidió retirarse para proteger a su caballo, Parzival.
El animal estaba sufriendo por una infección y ella quiso cuidarlo. Dejó todo, aun descartando la chance de pelear por una medalla.
Cornelissen, quien ya había ganado una medalla de bronce bronce y una plata en los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, tenía que competir por una nueva presea pero su amor por su caballo pudo más.