“Sólo quería que ese llanto se convirtiera en alegría”, dijo Omar Perea, que ganó en los 100 metros llanos de los Juegos Bonaerenses y tuvo un gran gesto.
Los Juegos Juveniles Bonaerenses son uno de los grandes eventos deportivos para los chicos que sueñan con ser estrellas y participar en un Mundial o un Juego Olímpico. Cerca de 15 mil chicos de distintos rincones de la provincia llegan a Mar del Plata para disputar la etapa final de decenas de disciplinas.
Este año, entre todos ellos estaban Omar Perea, de Villarino y Javier Báez, de Pinamar. Ambos en la disciplina 100 metros llanos de atletismo. Ya se habían visto las caras en 2017, cuando Omar se quedó con la medalla de oro y Javier juró que volvería mejor preparado para sacarse la bronca de la derrota.
Esta semana volvieron a enfrentarse en la final y el resultado volvió a repetirse. Omar subió al escalón más alto del podio, recibió su premio pero al ver las lágrimas de su rival, entendió qué era lo que tenía que hacer.
«Cuando me dieron la medalla, el pibe la miraba y eso me partió el corazón porque en cada lágrima veía su esfuerzo. Ni lo pensé y se la di», contó Omar al periódico La Nueva Provincia.
«Él se me quedó mirando y preguntó: ‘¿Por qué lo hiciste?’. Creo que se lo merecía. No paraba de agradecer y yo le dije: ‘No tenés nada que agradecerme: hoy por ti mañana por mí».
«Sólo quería que ese llanto se convirtiera en alegría y lo logré»,comentó con orgullo este chico que es el menor de 7 hermanos y vive con su mamá y su papá en la localidad bonaerense de Mayor Buratovich.
El enorme gesto solidario fue aplaudido por todos durante la entrega de premios.