Cerca del pueblo de La Playosa, un arquitecto levantó un singular templo de ladrillos. A cierta hora, la luz natural forma con sombras una cruz que asombra.
Casi en el medio de la nada, donde todavía crece el monte y la llanura se extiende salpicada de lagunas, se levanta una de las construcciones religiosas más extrañas que pueden encontrarse en el país.
Es la flamante capilla San Bernardo, construida íntegramente con ladrillos, con una cúpula que se abre hacia el oeste, y que en cada atardecer de sol genera en su interior un juego de sombras naturales que van armando una cruz.
La cruz, en realidad, no existe materialmente. Es la orientación del Sol, única fuente de iluminación del templo, la que le da forma cuando reposa en el horizonte.
El diseño y dirección de la obra es del arquitecto Nicolás Campodónico, quien vive en Rosario y la hizo por un pedido especial en un campo que pertenece a su familia, ubicado a medio a camino entre La Playosa y Los Zorros, cerca de Villa María y a 170 kilómetros al sudeste de Córdoba.
INFO: LA VOZ