El miércoles pasado llegó al taller de Javier Mantegari, un masculino de unos 46 años, solicitando un arreglo para su bicicleta, pero al no ser bicicletero, le recomendó que fuera al bicicletero de calle Florentina Rosas.
Cuando llegó al lugar, dijo que lo mandaba Mantegari, dando a entender que eran conocidos. El arreglo era «unas ochenta lucas». El hombre en cuestión, le dijo a Jairo, el bicicletero: «Ya te hago la transferencia». Pero eso nunca sucedió.
Pasados unos días, el delincuente, que usaba distintos nombres, apareció nuevamente por el taller de Javier. Inmediatamente Javier le avisó a Jairo, (el bicicletero) y con él lo retuvieron y llamaron a la policía.
El supuesto delincuente fue aprehendido y constataron que tiene siete denuncias por casos similares, en distintos comercios, a los que también estafó.
Anoche, mientras Javier estaba con su familia, recibió la desagradable sorpresa de un allanamiento en su casa y el posterior secuestro de su teléfono celular.
Tenían una orden de allanamiento porque el delincuente lo denunció:
«Es una cosa que lo entiendo; porque uno trabaja todo el día.»
- ¿Denuncia de qué te hicieron?
«No sé, porque no me dieron ninguna explicación.»
Javier está indignado y reclama el inmediato reintegro de su celular, ya que es una herramienta de trabajo.