Ayelén Stroker, de 27 años, estaba caminando por Jujuy y San Juan un día de semana a las dos de la tarde cuando sintió un dolor en su mano. A los pocos minutos empezó a desvanecerse pero logró alertar a sus amigos. En el hospital le confirmaron que se trataba de burundanga.
El hecho ocurrió el martes 12 de julio, a las dos de la tarde por la calle Jujuy, casi llegando a la esquina de San Juan, en la Capital Federal. Una zona por demás transitada. Ayelén estaba hablando por teléfono cuando sintió algo fuerte en su mano, «como si fuera un golpe», relató. A los pocos segundos, comenzó a sentir cómo la mano, el brazo y el hombro empezaron a entumecerse.
«Fueron cuestión de segundos que empecé a sentirme muy mal, le dije a mi compañero, que era con el que estaba hablando por teléfono e intentó calmarme. Creo que fue gracias a eso que no me desmayé inmediatamente«, contó.
Ayelén todavía no puede creer lo que cuenta. Incluso, hasta al otro día que le sucedió no sabía si lo que había pasado era verdad. «Me pincharon, quisieron hacerme algo. Uno no cree mucho estas cosas hasta que te pasan. Pensé que me podía haber golpeado o hasta la picadura de una araña, pero no. Quisieron desmayarme, secuestrarme, no sé, estas cosas pasan y hay que contarlas«, denunció a minutouno.com.
«No paso ni un segundo que ese dolor se empezó a expandir subiendo por mi brazo hasta el hombro, acalambrando todas las articulaciones de la mano y brazo, con un inmenso dolor que me subía y se me iba entumeciendo todo. Seguí caminando mas rápido, sin mirar para atrás; llegando a la esquina empiezo a sentir nauseas y se me empieza a nublar la vista, me iba a desmayar«
«Caminé doblando la calle, buscando un lugar lo más lejos posible de donde estaba para sentarme por que sentía que la quedaba ahí. Logré llamar por teléfono a unos compañeros que estaban a tres cuadras que me vengan a buscar, lo logré antes de que se me nuble la vista del todo. Traté de tranquilizarme y aguantar sin perder la conciencia, hasta que me vengan a buscar», agregó.