En diálogo con el equipo de la Red Panorama, el abogado Diego Barovero relató la denuncia presentada por la familia Suriani tras descubrir irregularidades en los nichos del cementerio municipal de Marcos Juárez.
La denuncia administrativa se realizó luego de que la Municipalidad no brindara explicaciones ante los reclamos iniciales. Según Barovero, la prensa intentó comunicarse con Carlos Claramonte, encargado del cementerio, pero no recibió respuesta pese a reiterados llamados, lo que generó dudas sobre la transparencia del procedimiento.
Días más tarde, el equipo de la Panorama pudo entrevistar a Carmen Ramírez, familiar de Víctor Suriani, fallecido en 2012. La damnificada relató cómo, durante una visita al cementerio, notó que la tapa del nicho de su suegro no correspondía con la inscripción original. Tomó fotos como evidencia y, junto a su esposo, presentó los papeles que acreditaban que todo estaba en regla, sin deudas ni vencimientos de plazos.
Al consultar directamente con Claramonte, Carmen recibió la explicación de que el error se debió a los empleados. Sin embargo, la respuesta no la convenció, ya que los registros electrónicos del cementerio podrían haber aclarado la situación. Para corregirlo, improvisadamente se pintó el nombre sobre la tapa del nicho, demostrando falta de protocolo en el manejo de los cuerpos y los registros.
Posteriormente, la familia fue contactada por la madre de un ex empleado, quien les reveló que el nicho de Victor Suriani había sido vaciado y enviado a cremación. Claramonte ordenó colocar otro cajón de mayor tamaño y cerrarlo nuevamente, pero sin la chapa identificatoria con nombre y fecha. Este hecho mostró que la situación no fue un simple error, sino un procedimiento deliberado con intervención de la administración del cementerio.
Carmen también mencionó que recibió mensajes de otras personas que habían sufrido irregularidades similares, aunque aclaró que la familia Suriani se concentrará únicamente en su propio reclamo. Destacó que la falta de información oficial y la omisión de comunicación directa generaron desconcierto y desconfianza, evidenciando una gestión deficiente por parte del cementerio municipal.
Finalmente, la familiar subrayó que nunca había presenciado un caso semejante en sus años de experiencia haciendo reclamos administrativos. Reiteró que lo correcto habría sido reconocer públicamente el error y ofrecer explicaciones, y que la familia seguirá los pasos legales correspondientes.
El caso pone en evidencia la necesidad de protocolos claros y responsables para la administración de los nichos y el manejo de los cuerpos. Se espera que la familia pueda tener una respuesta lo antes posible.